lunes, 12 de septiembre de 2016

Orientación a Padres: Un método infalible para criar un psicópata

    Entre los distintos diagnósticos de trastronos psicológicos de niños y adolescentes, existen algunos, que requieren de una mayor contextualización, para no caer en la bolsa de "inventos de los laboratorios para vender más fármacos". 
    El TDAHI (trastrono por déficit atencional con hiperactividad e impulsividad) es uno de ellos. Aquí hay que hacer una aclaración, las funciones ejecutivas existen, están estudiadas, ubicadas, y pueden "funcionar" en niveles superlativos, o bien, pueden ser muy deficitarias. Cuando su mal funcionamiento, se detecta a una edad muy temprana, y no está acompañado de ningún otro trastorno psicológico, ni del desarrollo, ni del aprendizaje, existen altísimas chances, de que estemos en presencia de un TDAHI puro, de índole neurológico. Eso, existe, no es un invento. Puede estar, mal diagnosticado, sobre diagnosticado, en muchísimos casos, pero existe.
    Lo mismo sucede con el Trastorno de la conducta oposicionista y desafiante, que en muchos casos se trata sólo de niños con baja tolerancia a la frustarción, combinados con padres que no saben manejar de manera correcta sus caprichos y berrinches, potenciando su habilidad intimidatoria y manipulatoria, hasta convertirlo en un pichón de psicópata. En estos casos, una intervención en el momento adecuado, hubiera corregido la dinámica disfuncional entre hijo y padres, y eventualmente, evitado la cronificación de las estrategias psicopáticas del niño, cada vez que quiere conseguir algo, o cada vez que quiere evitar sufrir.
    Ahora bien, existen casos en los cuáles, el trastorno oposicionista y desafiante, es la primera etapa, el primer estadío, en el proceso de desarrollo de un trastorno de personalidad anti social, lo que comunmente se llama, psicópata. El segundo estadío, es el diagnóstico, en la adolescencia, del trastorno de la conducta disocial. Hay niños que recorren esta camino hasta el final, debido a un trastrono de la personalidad real, que existe y que por definición se conforma de rasgos y mecanismos de defensa extremadamente rígidos, y por ende, muy difíciles de modificar. El caso es que, hasta no concluir la adolescencia, existe la convención entre los profesionales de la salud mental, de no diagnosticar un trastorno de la personalidad, porque hasta ese momento, no se puede hablar de una personalidad consolidada, sino, en proceso de conformación. Es por eso, que en sus estadíos tempranos e intermedios, se lo diagnostica con otros nombres y en otra dimensión. 
   Conclusión, los trastornos existen, son tan reales, como la diabetes y la psoriasis, sólo que hay que tener un ojo clínico bien entrenado, para hacer un buen diagnóstico diferencial. También es verdad, que los laboratorios no son santos, ni son inocentes, destinan muchísimo dinero para financiar investigaciones que prueben la eficacia de sus productos (psicofármacos), y nada de nada, para el desarrollo de nuevas, mejores y más eficaces intervenciones psicoterapéuticas. 
    Aquí, un video dirigido a los padres de niños difíciles, que utilizan la intimidación y la estorsión para controlar al entorno y evitar sufrir, pero que no necesariamente están condenados a tener una personalidad psicopática o antisocial. Espero les sirva.


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